SOMOS VECINAS CONSTRUIMOS BARRIO

El avance de los discursos de odio en Europa, no es casualidad. Los poderosos del continente llevan muchos años de sistemáticos recortes de los derechos sociales de la población, han recortado recursos y debilitado la sanidad y la educación públicas, han precarizado los empleos con contratos de poca duración, salarios cada vez más bajos y jornadas más largas, también aumentan la edad de jubilación mientras las pensiones pierden cada año poder adquisitivo. En resumen mientras aumentan enormemente las ganancias del 1% más rico, las clases trabajadoras son cada vez más pobres.

Esto podría generar un estallido social que cuestione los privilegios de estas elites, por eso, y para evitarlo, han potenciado el crecimiento de organizaciones y discursos de extrema derecha que, lejos de cuestionar al poder, ponen en la diana y culpan de todos los males a las personas migrantes y racializadas. Para ello utilizan todo su poder económico, político y mediático para convencer a la población de que si los salarios son bajos no es culpa de empresarios explotadores sino de malvados inmigrantes que “roban el empleo”, si no alcanza para las pensiones no es porque las lógicas capitalistas no dan valor a las personas mayores, sino es porque los inmigrantes “viven de las ayudas”, que si hay delincuencia, esta no es a causa de la pobreza y exclusión social crecientes sino de los nuevos vecinos llegados de otros continentes. Estas mentiras malintencionadas repetidas una y mil veces desde los altavoces mediáticos, los parlamentos y las redes sociales acaban haciendo efecto en nuestros barrios deteriorando la convivencia y la capacidad de dar respuesta unidas, a los atropellos que sufrimos diariamente

Este clima enrarecido permite aplicar políticas de fronteras represivas y que vulneraran los derechos humanos no solamente convirtiendo el Mar Mediterraneo en una enorme fosa común donde descansan los restos de miles de personas sino también a que, en pleno siglo XXI, se vuelvan a crear campos de concentración como el que el gobierno italiano ha construido en Albania, en los que los prisioneros lejos de haber cometido delito alguno, simplemente han ejercido el básico derecho a migrar y buscar un futuro mejor para si mismos y sus familias. En resumen, para cuidar su privilegios, las élites europeas están convirtiendo Europa en una fortaleza represiva y fascista donde además del aumento del control policial y el empeoramiento de las condiciones de vida, pretenden que las relaciones entre las personas vecinas de nuestros barrios se base en la desconfianza, el odio y el temor.

No podemos permitirlo, por eso quienes suscribimos este manifiesto hemos decidido alzar la voz, desde abajo desde el núcleo mismo de nuestros barrios nos negamos a aceptar ese modelo de futuro, entendemos que todas y todos somos vecinas que, desde nuestra diversidad de orígenes, culturas y creencias aportamos riqueza en las relaciones y damos vida y color a nuestra sociedad. Entendemos que desde esa diversidad que nos da fuerza debemos unirnos para construir barrio que es finalmente construir comunidad. Unidas en la lucha por recuperar una educación y sanidad pública gratuita y de calidad sensible además a nuestras diferencias, unidas reivindicando hasta conseguir empleos y pensiones con condiciones que permitan una vida digna y disfrutable, unos barrios basados en relaciones de respeto y apoyo mutuo, en que sean desterradas las prácticas racistas y xenófobas, como también las conductas patriarcales, colonialistas y la lgtbiforbicas.

Por eso este 18 de diciembre salimos a la calle juntas sin importar dónde hemos nacido ni el color de piel que nos ha dado la vida, pero a la vez orgullosas de la diversidad de culturas y visiones de mundo que nos atraviesan, salimos para pararle los pies al racismo y la mentira, pero también para reivindicar y construir juntas una sociedad de igualdad en la diversidad, de justicia social y de derechos humanos, sociales, económicos y culturales para todas.

Porque las personas todas somos vecinas y juntas construimos barrio.

Gasteiz, 18 de diciembre de 2024