Las minas de zirconio amenazan
el ecosistema y la forma de vida de miles de senegaleses. Un mineral
muy apreciado en la industria tecnológica y cerámica. Algunas
comunidades ya han tenido que migrar obligadas, rompiendo así su forma
de vida y generando gran inestabilidad.
Un informe impulsado por la ONGD vasca Solidaridad Internacional alerta de los riesgos de estas minas a cielo abierto en la costa norte de Senegal. (link al informe)La explotación, en manos de la compañía francesa Eramet, está teniendo efectos negativos profundos en las economías locales: aumenta la pobreza y fomenta la migración juvenil. Y, mientras tanto, población local intenta reforestar las dunas con plantaciones anuales financiadas con la ayuda a la cooperación al desarrollo vasca.
Thieppe y Diokoul son dos de los municipios afectados por estas minas a cielo abierto de Zirconio. Forman parte de los Niayes, una región muy fértil que produce el 80% de los alimentos hortofrutícolas que consume Senegal. Estos cultivos necesitan de las dunas para frenar el viento.
Proteger las dunas
La comunidad local trabaja desde 2009 para fijar estas dunas con vegetación y conseguir así que el viento no se lleve la arena. Así protegen a los pueblos y los cultivos. La reforestación de la zona es clave. Si no, el desierto se expandirá y obligará al desplazamiento de miles de familias senegalesas. Todo ello en un contexto de cambio climático que ya ha alterado en los últimos años la zona.
"Llevamos 15 años fijando las dunas y plantando vegetación para que el viento no se lleve la arena", explica Makhtar Ndiaye, presidente de la ONG senegalesa Fadec Nord. Allí trabaja mano a mano con Solidaridad Internacional, y Euskadi tiene un papel muy importante en esta reforestación gracias a la cooperación al desarrollo.
Por eso el próximo 9 de mayo Ndiaye participará en un coloquio en el Edificio La Bolsa de Bilbao, a las 17:00. Allí explicará en castellano cómo miles de familias ven en riesgo su forma de vida, y cómo les ha alterado ya esta situación a otras muchas.
Fadec Nord planta cada año entre 200 y 300 hectáreas para evitar el avance del desierto. Pero esos deseos se topan con la concesión vigente para explotar Zirconio.
Minas que están provocando el desplazamiento de comunidades, la contaminación del agua, la pérdida de suelos hortícolas y ganaderos y el desempoderamiento de las mujeres. Ellas son las principales afectadas, pues han perdido sus tierras de cultivo y han perdido su rol tradicional comunitario.
Fadec Nord está formada por 30.000 socios, en cuya consulta trabajan por el desarrollo comunitario de pueblos: son pastores, agricultores y campesinos que forman parte de esta organización. También pescadores, ya que esta zona de Senegal es muy rica en la pesca y en la industria conservera, con una fuerte mano de obra femenina.
Equipamientos, agua, ayuda a mujeres víctimas...
La ONGD vasca Solidaridad Internacional y la senegalesa FADEC - Nord impulsan conjuntamente proyectos de cooperación, gracias al apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad y del Ayuntamiento de Vitoria, entre otros.
Con estos proyectos han reforestado las dunas y han levantado un hospital. La cooperación también ha impulsado un dispensario e infraestructuras hidráulicas para el riego y el consumo humano.
FADEC también impulsa sobre el terreno la agricultura ecológica y la gestión responsable del agua. Los químicos y pesticidas que se utilizaban antes en la agricultura contaminaban el agua subterránea, utilizada a su vez para el riego y para la bebida. Acciones que contribuyen a mejorar la calidad de vida mientras la amenaza de las minas está en su puerta.
Los recientes cambios políticos en Senegal han abierto la puerta a la esperanza. De hecho, Ndiaye reconoce la "sensibilidad" del nuevo Gobierno, que está renegociando los contratos de la explotación minera. "Hay que ir más rápido porque están avanzando mucho en la mina".
La marcha de algunas familias ya no tiene vuelta atrás, ahora el objetivo es evitar que otras muchas tengan que hacer lo mismo.