En su informe “Juntos acabaremos con el sida”, ONUSIDA recoge los últimos datos sobre las cifras de nuevas infecciones por el VIH, la cantidad de personas que reciben tratamiento antirretrovírico, las muertes relacionadas con el sida y su impacto en la infancia.
Un año más, desde medicusmundi observamos el 1 de diciembre, Día Mundial de Lucha contra el VIH/sida, para recordar que es necesario un clima que promueva el fortalecimiento de los sistemas públicos de salud, los derechos humanos, la dignidad y la igualdad de género para impedir que haya personas que sigan muriendo por causas relacionadas con esta enfermedad. El mundo en que vivimos se merece un futuro sin VIH/sida. Nada menos que llegar a cero.
Con esta atrevida consigna, ONUSIDA articula su nueva visión para el futuro del sida; un tiempo que vendrá con cero infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ¿Utópico? Lo cierto es que los avances hacia esta visión se están acelerando exponencialmente en diversas áreas. De acuerdo con el citado informe, las nuevas infecciones entre niños/as han descendido drásticamente por segundo año consecutivo. De los 1,5 millones de mujeres embarazadas que se calcula vivían con el VIH en países de ingresos bajos y medios en el año 2011, el 57% recibió medicamentos antiretrovíricos efectivos para prevenir la transmisión del virus a sus hijos/as, frente al 48% de 2010. Otro ejemplo recogido en el informe “Juntos acabaremos con el sida” cita en más de 8 millones las personas que, en el año 2011, recibían terapia antirretrovírica en países de ingresos bajos y medios, por encima de los 6,6 millones de 2010, lo que se traduce en un aumento de más del 20%.
En cualquier caso, no hay lugar para la complacencia, y más y mejores resultados siguen siendo necesarios. Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a finales de 2011 había en el mundo unos 34,2 millones de personas infectadas por el VIH. Ese mismo año, contrajeron la infección unos 2,5 millones de personas, y 1,7 millones murieron por causas relacionadas con el sida, entre ellos 230000 niños/as. Más de las dos terceras partes de las infecciones nuevas se producen en el África Subsahariana, que lleva una carga desproporcionada de la pandemia; según estimaciones actuales 22.5 millones de personas viven allí con el VIH, el 68% del total mundial.
Ha de producirse aún un gran cambio social que sea capaz de frenar y revertir la epidemia de VIH. Así, las desigualdades sociales, legales, de género y económicas, continúan afectando la cobertura de los servicios contra el VIH. Ni que decir tiene que la crisis económica está opacando parte de los logros alcanzados en la lucha contra esta pandemia. La comunidad científica, ONGD del ámbito sanitario y otros movimientos sociales alertan de que los enormes avances científicos en el tratamiento y prevención de la infección a lo largo de los últimos años podrían verse amenazados por la reducción de los fondos que se invierten en la lucha contra esta enfermedad. Además, situaciones que siguen produciéndose tales como el estigma, la discriminación, la penalización, la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres equivalen a optar por perpetuar el VIH.
La implicación de la sociedad civil en la cuestión del VIH/sida es esencial. Sin embargo, en España y debido a la política de recortes en gastos sociales del gobierno, la Coordinadora Estatal de VIH/Sida (CESIDA) ha mostrado su “disconformidad y malestar” con la propuesta de resolución de subvenciones del Plan Nacional.
Sobre el Sida, publicada el pasado 20 de noviembre, y ha advertido de que implicará la “desatención y desprotección” de un número “muy importante” de personas vulnerables a tener esta enfermedad. Desde CESIDA también avisan de que este Plan va a suponer el cierre de entidades que daban respuesta a diario a las necesidades de los usuarios. Y es que, el presupuesto destinado a entidades que trabajan en el ámbito del VIH para este ejercicio 2012 se ha reducido en un 66% con respecto al ejercicio pasado, por lo que, a su juicio, esta reducción “merma seriamente” la capacidad de las entidades para dar respuesta a una realidad que la Administración “no da respuesta”.
La innovación en recursos y conocimientos científicos debe ir acompañada de una innovación en el activismo en torno a esta epidemia. Una ciudadanía informada, sólida y organizada puede exigir el cumplimiento de los compromisos adoptados en el marco de la lucha contra el VIH/sida.