El pasado vuelve. A veces por sorpresa como ha ocurrido esta semana con el hallazgo de restos humanos, posiblemente ligados a enterramientos de soldados franceses muertos por alguna epidemia, al remover la tierra de la calle San Prudencio, esquina con Fueros. A veces por el recuerdo de una efemérides como la que se conmemora mañana 21 de junio de 2010, a tres años del bicentenario de la batalla de Vitoria, el suceso histórico con repercusión internacional más importante de los que han ocurrido en la capital vasca.
Tal día como mañana lunes de hace 197 años un ejército aliado mandado por el general inglés Wellington dio el golpe de gracia al dominio napoleónico en España al derrotar completamente a los franceses en los campos de la Llanada que rodean Vitoria. Para celebrar esos doscientos años acaba de nacer la Asociación Histórica Vitoria 2013.
Historiadores y escritores
El presidente es Emilio Larreina, que dirige la Asociación Alavesa de Miniaturistas y Maquetas y ha escrito varios libros. También se encuentran en el grupo Juan Antonio Zárate, de la Sociedad Bascongada de Amigos del País y presidente de las Juntas Generales, y el doctor en Historia Contemporánea y profesor de la UPV, José María Ortiz de Orruño. Historiadores y escritores como Juan José Sánchez Arreseigor, autor de 'Vascos contra Napoleón' , José Pardo de Santayana, descendiente del guerrillero Longa, Gonzalo Serrats, descendiente del general Álava, José María Espinosa de los Monteros, del Foro para el estudio de la Historia Militar, o el archivero José Antonio Sainz, forman parte de la asociación que nace con la vocación de divulgar el conocimiento sobre esta fecha.
«Aquel hecho siempre ha estado presente en el imaginario de los vitorianos y ha dejado abundantes muestras materiales», manifiesta José María Ortiz de Orruño. Si el 50 aniversario (1863) se conmemoró con la colocación de dos estatuas monumentales en la fachada de la Diputación -las dedicadas a Prudencio María de Verástegui y al general Álava, ambos diputados generales que lucharon contra los franceses-, con motivo del centenario se colocó en la plaza de la Virgen Blanca el monumento, el más emblemático de la ciudad. Y de las actividades del 150 aniversario de la batalla surgió el embrión de lo que hoy es el Museo de Armería.
¿Que conmemoraban los vitorianos? «Fundamentalmente, su participación colectiva en la gran empresa patriótica que fue la lucha contra Napoléon. Muchos alaveses se redimieron el 21 de junio de 1813», añade el profesor Orruño.
El cañón 'Dragón'
Lo proclamaba orgullosa la inscripción que mandó grabar el Ayuntamiento de la ciudad en uno de los cañones cogidos a los franceses aquel día: «Soy el terrible 'Dragón' a quien libraron con gloria los jóvenes de Vitoria del poder de Napoleón». Esa inscripción se ha transmitido de generación en generación. Lo mismo ocurrió con las 'Glorias babazorras' (1855), un librito que conoció varias ediciones y que recogía las hazañas de los alaveses en su lucha contra Napoleón.
Pero además la época contemporánea arranca para lo bueno y lo malo con la Revolución Francesa. El liberalismo, la Constitución, las elecciones, los partidos políticos, la opinión pública, los derechos civiles y políticos, el Código Civil, la propiedad privada, la libertad de comercio e industria, el ascenso del capitalismo. «Todo nos remite a esa época fundacional -que en España tiene su propia cronología y sus hitos particulares como la guerra de la Independencia, la Constitución de 1812, y la pugna entre absolutistas y liberales-. Hay mucho de mito inaugural de un tiempo nuevo», agrega Ortiz de Orruño.
Otro de los aspectos a destacar es la figura del general Álava. Hubo alaveses colaboradores y guerrilleros con las partidas de Longa o Mina. La inmensa mayoría de los combatientes fueron gentes anónimas, cuyos nombres han sido sepultados por el paso del tiempo. La excepción fue Miguel Ricardo de Álava que salvó del saqueo a Vitoria el día de la batalla y no sólo representa al héroe local que liberó su ciudad de los ocupantes, sino también al 'numen' protector que salvó a sus paisanos de la ruina total. Con su compromiso liberal, que después de la guerra pagó con la cárcel y el exilio, el general Álava se convirtió en el símbolo de la conciencia liberal y progresista de la ciudad. «Ningún vitoriano ha sido tan biografiado por tantos y tan celebrados escritores», destaca Juan Antonio Zárate, para quien «fue una guerra europea».
Beethoven pone la música
«¿Por qué Beethoven, el compositor más grande de la historia, dedica una obra de orquesta a esta batalla y no a otras?», se pregunta Emilio Larreina. Europa lleva 20 años guerreando para no ser sometida por Napoleón que ha conseguido dominar todo el continente. Cuando Bonaparte vuelve derrotado de Rusia en 1812, los aliados se frotan las manos porque creen que ha llegado la hora pero Napoleón les vuelve a vencer a todos. «Es el momento en el que llega Vitoria. Es un aldabonazo que da esperanzas otra vez a Europa y se convierte en un lugar mítico. Le llaman la Leipzig del sur. Y Beethoven pone música a ese sentimiento», dice Larreina.
Congresos, recreaciones de la batalla, grandes exposiciones, publicaciones, fuentes documentales, la asociación va a impulsar todo tipo de actividades para su celebración durante el bicentenario.